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INTRODUCCIÓN
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son consecuentes en el sentido de recomendar el
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O8O€‘bµ €nbOO€‘µ8µ Ë Yb bµ½8O€8 }‘µ€½8‡8²€8 
apreciados con la NE en comparación con la NP.
No obstante, la aplicación práctica de la NE
está acompañada de complicaciones gastrointes-
tinales que, si bien no suelen ser graves, se pre-
sentan con una frecuencia no desdeñable y cer-
cana al 50% de las ocasiones cuando hablamos
de pacientes críticamente enfermos. La intoleran-
cia gástrica a la dieta es, entre ellas, la complica-
ción más frecuente, siendo el aumento del resi-
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mas elevada incidencia.
Gran parte de la problemática de la intoleran-
cia a la nutrición enteral precoz proviene del alto
aporte de volumen que se debe indicar para cu-
brir las necesidades calórico-proteicas y de nu-
trientes clave. Es por ello, que las actuales reco-
mendaciones sugieren la bondad del aporte de
estos farmaconutrientes clave –disociados de la
estrategia nutricional– para poder iniciar y apor-
tar -en bajos volúmenes- la totalidad de los nu-
trientes clave sin esperar a que el paciente tolere
la nutrición enteral
1,2
.
Las complicaciones de la NE y las incidencias
que ocurren durante su aplicación a los pacientes
pueden implicar un descenso en el aporte de los
requerimientos nutricionales
3
. Es por ello que se
ha considerado indicado debatir la indicación de
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de sus características en el contexto de este tipo
de pacientes.
SITUACIÓN ACTUAL
El empleo dogmático, entendiendo como tal
el uso exclusivo de la NE, conduce a una situa-
ción de infranutrición en un elevado porcentaje
Yb 8O€b½bµ¢ ‡ YcoO€½ bb²uc½€O‘ §Âb ²bµÂ‡½8 Yb‡
menor aporte de nutrientes puede ocasionar, a
su vez, un incremento en el número de compli-
caciones de los pacientes, entre las que destacan
las complicaciones infecciosas. De este modo,
una de las principales ventajas del empleo prefe-
rente de la NE, la menor tasa de infección, se
encuentra contrarrestada ante una situación de
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sivo de la propia NE
4
.
Desde un punto de vista teórico, la mejor ma-
b²8 Yb bȀ½8² b‡ YcoO€½ b b‡ 8‘²½b Yb Â½²€b½bµ
sería utilizar conjuntamente NE y NP. No obstan-
te, no existen estudios que avalen claramente la
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• Por una parte existen datos que indican que el
inicio conjunto de NE y NP no presenta venta-
jas de interés sobre la evolución de los pacien-
tes: tanto las complicaciones infecciosas como
la mortalidad son similares en los grupos de
pacientes que reciben NE de manera aislada o
NE junto con NP.
• Por otra parte, persiste la duda de si la NE
induciendo un balance energético negativo y
C a p í t u l o
6
Nutrición complementaria
y nutrición disociada